Bienvenidos aquellos que escuchan con la boca, ven por los oídos y hablan con los ojos. Angustiosos, pero finos; los mensajes que se celebran en este lugar. Coleccionamos la barbarie, la asimetría, lo repugnante, la poesía. Bienvenidos aquellos que nunca son bienvenidos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Oscuro de Mar.


Juan Pdiablo Rudolffi Ugarte


Pezpies, por Pablu.
Yo quise tanto a mi mujer 
Una vez caminamos a ver la tierra 
Estaba completamente dichosa 
Recuerdo nunca haberle regalado una rosa 
Ella no me lo reprochaba era como si esos momentos no tuviesen importancia 


Después de ese tiempo todos los momentos eran largos 
Ella trabajaba en arrastrar la capa gris que cubría Santiago de madrugada 
En las tardes pareciera que esperara algo 
Se sentaba en el banco menos pronunciado del centro 
Y miraba, solo miraba 
Algunas veces quise saber que estaba observando 


Pero era inútil 
La composición de su cuerpo era demasiada extraña 
Aun si supiera algo de sicología 
Ella no transaría ese silencio pasivo 
Que provocaba que la vean como una copa de cristal limpia 


Me hubiese gustado haberla empapado en vino 
Sobre todo aquella mañana que no me hablo nunca mas 
Llego como siempre depuse de sacar la madrugada 
Para que yo le ofreciera un baso de sueños en funeral 


Corrigió mi forma de hablar 
Se sentó frente a mi 
Sospecho que no podría aguantar 
Verme estrechando un vivir 


Entonces lloro 
Y el plato que estaba en la mesa se empapo 
Lo tome y bebí 
Pedí a dios nunca dejarla partir 
Pero ahí fue 
En ese momento quede despojado de tal franqueza 
Me derrumbo un puñal de promesas 
Y desangrado pude verla llorar 


cerró los labios tan fuertemente que su boca se sellaba como quemadura 
Sentó entonces a dejar de llorar 
Tomo mis manos lentamente 
Aun recuerdo con que belleza, quise nunca volver a despertar 
Pero ella era triste, lo notaba desde mi ausencia 


Quise terminar con su tristeza poniendo en la balanza mi compañía 
Y así como un jarro de agua fría preferí la soledad 
Tape sus ojos para que no viera 
Cuando la lanzaba al mar 


Así acabe con su dolor 
Aun conservando el mío 
Yo quise tanto a mi mujer 
Que aun siento estar dormido 


Plazas atrás, millas y todo 
Quizás lo que mas extrañe de aquello 
No sea su cara impecable pálida sin venas 
Sino que no pueda escucharme en noches como esta 


Que la quisiera tomar en brazos 
Sorprenderla en un tornado 
De las estrellas mas tristes que estén viajando 
De las promesas mas grises que abría escuchado 


Yo quise tanto a mi mujer 
Que hoy me e condenado a ver solo oscuridad 
Ella no pone ni quita la alfombra gris 
Yo nunca mas volví a salir


Desde entonces estoy en este lugar 
Mi mujer yace en el fondo del mar 
En algún rincón oscuro de aquel lugar  Con corales y peses, callada debe estar… 

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